jueves, 8 de octubre de 2009

Boñar, un reloj al pie de la montaña


En Boñar pareciera que el tiempo no importara. Transcurre con esa calma que se experimenta cuándo el alma deja atrás el bullicio que lo apremia.
Es por tanto, lugar para detenerse antes de emprender camino hacía esa montaña que el paisaje ya nos va anunciando.
Imaginemos un domingo cualquiera, a una hora de la mañana en la que el sol comienza a jugar con sus rayos por encima de los tejados. De pronto, un tintineo campanero marca las horas en la plaza silenciosa.
Alzamos la vista y, allí quieto y al tiempo tímido, vemos un muñequito de madera que sin marcar las horas, figuradamente pareciera que las anunciara a viva voz. Es el maragato en la torre, como dice la jotilla de Boñar. Un curioso muñeco articulado vestido al uso maragato de quienes se decía eran arrieros y vendedores ambulantes, y hecho de madera de un peral que había, según cuentan algunos en el lugar, en un huerto del pueblo.
Y, al lado, envejecido, al tiempo que fosilizado por el resignado destino que la propia naturaleza le ha dado, “ El negrillón”. Un enorme tronco de árbol seco, familia de los olmos y condenados todos ellos a la enfermedad de la grafosis, que aún quiere permanecer entre los boñarenses que recuerdan con nostalgia aquellos días en los que presumían de necesitar varios hombres para abarcar el contorno del árbol centenario.
Es una tentación a la que es difícil resistirse; imitar a aquellos hombres e intentar abarcar el grueso tronco, pero caes en la cuenta de que su envergadura te hace a ti muy pequeño e imaginas otro tiempo más glorioso para ese árbol, cobijando bajo su sombra al cansado, al montañero, al niño, al labriego, a la mujer, a todo un pueblo uno a uno...y, no es extraño dejarse invadir por la pesadumbre al tocar su sequedad con la punta de los dedos.
Archivos parroquiales datan la existencia del negrillón en Boñar desde hace algo más de cuatrocientos años. Demasiado tiempo con su presencia en esa plaza como para eliminarlo a pesar de estar seco. Dejaría un vacío no sólo físico en la propia plaza sino también en la memoria de la gente. Cuándo algo pasa de ser algo corriente a algo extraordinario por su perdurabilidad en el transcurso del tiempo, se convierte en emblema en un lugar. Quitar ese emblema, es mutilar en cierto modo lo que identifica al pueblo, a la gente, a ese sentir único y común que otorga una identidad singular y diferente de la cual es fácil enorgullecerse. Es fácil comprender por este motivo que, a pesar de permanecer “ El Negrillón” fosilizado por la sequedad que provoca lo inerte y sin vida, siga muy presente en Boñar, en su plaza y por supuesto, en el corazón de los boñarenses.
La jota de Boñar nos habla, no obstante de dos cosas que, efectivamente tiene en su plaza, pero hay dos cosas más que marcan también su diferencia en este alto en el camino: una fuente que en principio fue un pilón en el que se daban de beber a los animales, y una estatua de dos hombres estrechándose la mano escenificando aquellos tratos a los que se llegaban en las ferias de ganado a modo de contratos y que terminaban sellándose con firmes estrechamientos de manos. Para quién observa a los dos hombres después de conocer su simbología, es también una muestra de concordia hacía quien hasta Boñar le traen sus pasos.
De la fuente, ¡ qué decir¡. Algo tiene esa agua fresca que sale del caño, quizá sea su frescura, su sabor a montaña, o tal vez alguna propiedad añadida que otras aguas no tienen, quién sabe. Pero la boca lo agradece y el cuerpo se vivifica para seguir el camino.
Por todo ello, es Boñar un camino más al que llegar y observar detenidamente y con calma, un reloj que marca las horas a pie de montaña, un árbol “ El Negrillón” bajo el que descansar jugando a ser pequeño ante el recuerdo de su majestuosidad en otro tiempo.



Pilar Martínez Fernández.
( Agosto 2009)

5 comentarios:

  1. Recuerdas a Jose Antonio Labordeta cuando hizó el programa para television Española, Un pais en la mochila? solo fueron 29 episodios. En esos episodios recorria el interior del pais llevando como maleta una simple mochila.
    Tu Pilar llevas mucho más, llevas ilusión, curiosidad, alma descubridora,en fin, con muchas ganas de ver y contar lo que has vivido y experimentado en esos viajes.
    Ojala nos muestres más de 29 epidodios, que es seguro que serán más interesantes de los que hacía Labordeta.
    Besos Angel

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  2. Si que recuerdo ese programa, y recuerdo que me encantaba, por cierto. Por gustar me gustaba hasta el título del programa, me pareció muy ocurrente.
    En realidad, tu bien sabes que practicamente es así como yo viajo, con una mochila, un cuaderno y mi cámara de fotos. La ilusión y la curiosidad, y todo eso que tan bien defines de mi espíritu, ciertamente viaja conmigo. De otro modo no le encuentro mucho sentido al viajar en mi caso.
    Intentaré hacer cuántos episodios la vida me deje. Labordeta tuvo la suerte de que le dejaran hacer 29, pero Labordeta...era quien era y pudo hacerlo para la televisión. Yo lo haré aquí, en mi " espacio" y para quién quiera seguir mis " Itineres".
    Gracias Angel por tu apoyo, tu entusiasmo hacía lo que hago. Lo valoro mucho y lo tengo en cuenta.
    Besos y un gran abrazo

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  3. Pili, tu forma de escribir te hace revivir las cosas con tanta fuerza... Tienes un don, que hace que tu corazón se refleje en tus textos, por eso es tan especial leer cada parrafo.
    Precioso

    Eva

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  4. Gracias compañera de viaje. Ya viste lo que dio de sí nuestro fin de semana aventurero. Este " itinere" lo hicimos juntas y te puedo asegurar que fuiste una compañera ideal, intrépida, curiosa y muy vital. La próxima aventura...a Poza de la Sal, ya lo sabes.
    Besos

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  5. Estoy de acuerdo con Eva, según lees te transportas al lugar y sientes nuevamente las buenas sensaciones que sentiste cuando estabas en el.besitos guapa.

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