miércoles, 30 de diciembre de 2009

Una cueva para Dios en Olleros de Pisuerga


Algunas veces, llegamos hasta ciertos caminos llamados por la espiritualidad. Dejamos que aquello que nos nace desde el misterio mismo de nuestra particular fe, nos lleve hasta ese lugar dónde por alguna razón sentimos que habita Dios. Para otros, sin embargo, puede ser simplemente pura singularidad, un lugar dónde hallar una conjunción armónica capaz de despertar sensaciones no esperadas y por tanto insólitas.
En Olleros de Pisuerga, un pueblo de la montaña Palentina cerca de Aguilar de Campoo, la simbiosis entre espiritualidad y singularidad sorprende tanto para el creyente como para quien simplemente busca signos de arquitectura sacra.
Excavada en la propia roca encontramos una ermita cuyo origen data del siglo VII. Pareciera que Dios hubiera escogido guarecerse en una cueva eligiendo para tal cobijo a los santos San Justo y Pastor para cobijarse con él.
No basta decir que se trata de un templo más en el que rendir culto a Dios. La ermita rupestre de Olleros guarda en su interior la cincelada paciencia de quienes excavaron en la roca de arenisca las diversas bóvedas y estancias.
Es según cuentan algunas guías turísticas, una de las ermitas rupestres más singulares y mejor conservadas de la cuenca del Ebro, aunque no debemos conformarnos con esta catalogación pues el hecho de que esté bien conservada, no se debe a la propia ermita sino a las gentes que generación tras generación, han procurado mantenerla no sólo bien conservada sino también activa y abierta al pueblo, como toda buena iglesia que se precie.
En este “ itineres” es preciso detenerse en las costumbres que la propia gente del pueblo aún mantiene en torno a la actividad propiamente dicha de “ su parroquia”.
La celebración de bautizos en la pila bautismal se convierte para los lugareños en todo un acontecimiento por la escasez de nacimientos, pero la tradición que más sorprende sin ninguna duda es la que acompaña a las defunciones.
En el interior de la ermita, se pueden apreciar unos canalillos recorriendo diferentes estancias de la cueva- iglesia. Esos canalillos, servían y aún sirven como aliviadero de lo que se da a conocer entre los oriundos de Olleros, “ las aguas del último suspiro”, que no es otra cosa que el agua con el que limpian al difunto cuándo lo amortajan. Es tradición y costumbre aún viva en esta comarca, de llevar esa agua mortuoria hasta la iglesia para que discurra por esos canalillos excavados entre la pared y el suelo de la cueva.
Otra cosa curiosa que también merece atención es una inscripción que existe en una losa de mármol cerca de la pila bautismal y que puede pasar desapercibida al visitante por estar escrita en latín. Reza así: Iesus homos, Cristo Deus. Jesús hombre, Cristo Dios. , Vivit, Regnat, Imperat, MCMI. Vence, Reina, impera, 1901. Osculamtibus, crecem hanc in ecclesia, positam it recitantibus pater indulgentia 100 diermun semel in die. “ los que besan esta cruz puesta en esta iglesia y los que recen un padrenuestro una vez al día, tienen 100 dias de indulgencia”.

Asi pues, buen viajero, si hasta Olleros de Pisuerga llegas, bien puedes comprobar si tal indulgencia por besar esa cruz en la ermita se cumple, pero tus pasos habrás de considerar por bien dados pues no es cosa baladí lo que a simple vista esta roca, preludio de la montaña palentina, guarda en su interior: un refugio de Dios para algunos, un lugar pintoresco para otros.
Texto: Pilar Martinez Fernandez.

Ermita rupestre de Olleros de Pisuerga















































Interior de la ermita, con la perspectiva curiosa del canalillo que alivia" las aguas del último suspiro".





















" un lugar de oración para el hombre, un refugio para Dios"
Reportaje gráfico: Pilar Martinez Fernandez.