martes, 2 de noviembre de 2010

Leyendas de Babia

Leyendas recogidas del libro " BABIA, LACIANA, AlTO LUNA de Julio Alvarez Rubio




El aullido del lobo

Al pie de un peñasco, justo a la entrada de Cospedal, son muy visibles los accesos a la Cueva de Barrunmián. Apenas cubiertos quince pasos por la caverna adelante,aparece en el suelo un coladero de dos palmos de diametro o poco más. Nos cuentan en el pueblo que por aquí se arrojaban antaño, hacía la cavidad inferior, los restos de las alimañas atrapadas durante alguna de las batidas que entonces se organizaban.
Tas la cacería de un lobo, su pellejo, a veces relleno con paja para lograr una reconstrucción espantosa, era paseado de caserío en caserío para que los vecinos, agradecidos, recompensaran a
los cazadores con algunas monedas y viandas.
Al pozo de Barrumián, fueron echados los huesos de un lobo famoso que, a principos del siglo xx acabó con 12 ovejas en una cuadra de Villasecino.
Un hombre del pueblo, Don Manuel, un veterano cuya vivienda es la más próxima a la matanza, cuenta si se le pregunta la historia.
-Me acuerdo perfectamente cómo era la casa vieja ( sustituita por una de construccion nueva) de Don Benito. En la parte de atrás había una era, el terreno tenía más nievel por un lado y en la pared había un postigo para meter la hierba en el pajar,. Debajo del pajar estaba la cuadra de las ovejas,
En un invierno de aquellos otro tiempos ya algo lejanos, andaba por aquí un lobo solitario que ya había hecho de las suyas. Una noche que al parecer estaba muy hambriento y , merodeando por ahí cerca, escuchó algún balido u olfateó ganado. El caso es que arremetio contra las tablas del postigo, las tumbó, se lanzó a la cuadra y allí mató a las doces ovejas que había, una tras otra. Nadie en el pueblo se enteró de nada, las ovejas no son como los demas animales, que berrean cuando se les hace daño. Las ovejas mueren en silencio.
Cuando al amanecer, Don Benito fue al corral, se encontró con que el lobo había amontonado los doce cadáveres, unos encima de otros, para poder salvar los dos metro sy medio de desnivel, alcanzar el postigo y escapar de la cuadra. Los lobos son muy listos, pero parece que matan por
Matar. En aquellos años no pudimos hacer batidas y el número de lobos aumentó tanto que se veían por ahí, en grupos de seis u ocho.
Pocas horas después de que fuera descubierto el desaguisado, un grupo de paisanos salió de batida y le dio caza en el monte de Cospedal. Al día siguiente tuvo lugar la procesión de costumbre. El primer destino de los pedigueños fue precisamente Cospedal, y el cura de Villasacino, Don José Arienza Hidalgo, compuso para la ocasión los siguiente versos:
¡ Oh pueblo de Cospedal¡
¡ Oh pueblo de Bendicion¡
Ya adivinas, muy leal,
El objeto principal
De esta noche procesión,
Esta piel tan imponente,
Este velludo estandarte
Te está diciendo elocuente:
¡ reparte, pueblo, reparte¡
Si por gran casualidad
No hubiere plata o vellón,
Esta santa procesión
Que aquí ves en reunión+
Se contenta- la verdad-
Con que venga en caridad
De cada casa un jamón,
Mirad cual tiene el maldito
Mustios el rabo y orejas,
Pues pagó bien el delito
Que cometió con Benito
Matándole doce ovejas.
El gran bellaco, el gran trucha,
La infamia pagó también
Que cometió en la Cachucha.
Pues, con ser fiera tan ducha,
Requiescat in pace. Amén.
 
La leyenda de la laguna Grande

En cuanto al nacimiento de las lagunas, aunque con pequeñas variaciones,
Hay una justificación muy extendida. Matias Diaz Alonso, en sus “ MITOS y LEYENDAS DE LA TIERRA LEONESA”, recogió en Lago de Babia la historia del ama de cría que, después de amamantar al niño que una rica familia le había dejado a su cargo, los acostó a la sombra de un arbusto. Atraída por el olor dulzón de la leche, una culebra sigilosa se introdujo en la boca de la criatura. Fueron los gritos desgarradores de la nodriza lo que provocaron la rotura de las peñas, la apertura de las fuentes y la inundación de la braña desaparecida. Otras variantes de la leyenda son más explicitas. Cuantan que, la nodriza dormía, el ofidio adormeció al bebé introduciéndole la cola a modo de chupete y, mientras tanto, mamó directamente del pezón de la mujer. A otros lagos de la comarca se atribuye parecido origen aunque, a veces, el agua no manó de las peñas sino que fue producto de un llanto doloroso e incontenible.

El duende de MENA y otros trasgus golfos

El padre Cesar Morán aludió al dunde de Mena que, como todos los trasgus, tan abundantes en la región, era un martinico esmirriado y amarillento pero muy ágil e ingenioso.
Podia resultar simpático par quien observase sus gracias de lejos, pero era cargante y hasta verdaderamente dañino para quien las padecía en carne propia. El sentio de la vida para un trasgo consistía en llevar a cabo, con nocturnidad, hazañas tan pesadas como revolver los arcones del ajuar, cambiar los paeros de sitio, volatilizar objetos muy apreciados que jamás reaparecian, robar quesos o chorizos de las fresqueras, soltar el ganando de las cuadras y cosas mucho peores y hasta obscenas. El trasgo de Mena supuso un incordio tan grande que obligo a realizar una ceremonia de exorcismo, al parecer sin existo. Finalmente, abandonó el pueblo cuando le dio la gana y nunca mas se supo de él.

La leyenda de los pueblos muertos

En su relato sobre Babia, Luis Mateo Diez incluye un cuento titulado La Sacabera que recuerda la trágica historia de un pueblo feliz, de gente buena que respetaba las costumbres, hacia sus labores, pastoreaba los rebaños y vivía hermanada con los demás lugares de la comarca, Pero algo sucedió para que la desgracia asolase sus modestos muros y sellara el destino mortal de sus habitantes como un viento negro y venenoso. Se celebraba la Fiesta d eSan Mamés, todos se pusieron sus mejores galas para acudir al toque de las campanas de la ermita a misa, el cura bendijo los panecillos del santo, recien amasados y hornedados. Despues bailaron y sobre manteles que colocaron en la pradera, cerca de una fuente, se colocaron las empanadas, las tartas y las botas con vino. Pero, de repente, vino el sueño horrible y corrió el veneno hiriendo a todos con la misma flecha. La era se tornó en cementerio. Murió el pueblo y su muerte fue respetada. Nada volvió a habitar aquel lugar. Con el tiempo, apareció entre las piedras del molino la piel reseca de una sacabera- una salamandra- que había vertido la ponzoña mortal en la harina con la que cocieron el pan del santo.
Se cuenta que sólo dos niñas sobrevivieron a la tragedia que asólo aquel poblado en las inmediaciones de la fuente. Una de ellas resultó ser la fundadora de Las Murias y otra de Quintanilla de los Canes.

Ecos de Filandón

En cada rincón de la comarca de Babia anida un mito. Desde el origen de los tiempos, todas estas leyendas fueron trasmitidas durante las charlas nocturnas o filandones celebrados al amparo del fuego.
Existieron dos costumbres de hecho, El Calecho y el Filandón. La primera se hacía antes de la cena, momento en el que las mujeres hilaban mientras conversaban y luego hacían la cena cada una en su casa mientras los hombres seguían conversando, y después de la cena, ya en una casa, se reunían todos y el que mejor leía del pueblo, leía alguna novela como La Celestina u otras o se contaban los ecos de la comarca, leyendas o incluso gacetillas.


Pilar Martinez ( Noviembre 2010)

3 comentarios:

  1. Buen escrito, interesante,no estan tan mal las fotos...Babia que paz se respira...

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  2. Bueno, ya sabes que yo con las fotos soy algo exigente jejeje...pero tampoco dio el tiempo para más, con un pelín de sol hubiera sido aún mucho más bonito.
    Un saludo a Mayte y Jose, los dueños del alojamiento rural El Aposento de Babia en Quintanilla de Babia, por su atención, buena comida y buena conversación.

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  3. Algunas cosas están a medias de escribir.

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