domingo, 18 de abril de 2010

Salamanca, blanca y universitaria


Dice una canción popular: " Salamanca, la blanca, quien te mantiene, quien te mantiene..."
Es Salamanca, una de las ciudades castellano leonesas que más mantiene y sostiene monumentos. Y es la blancura que resalta en sus piedras cuando las ilumina el sol, la que le da ese pulso jovial al tiempo que culto en sus centricas calles. Pasear por Salamanca es encontrarse con un constante fluído de callejas que siempre llevan a algún rincón singular. Tan pronto asomas a su Plaza Mayor, rectángular pero practicamente inabarcable al primer golpe de vista, con sus soportales sombríos al tiempo que coquetos y con esas balconadas casi simetrícas de las fachadas que forman el arquitectónico rectángulo, como de pronto sientes la inmensa sombra que proyectan las torres de sus iglesias y sus dos catedrales.
Pero sin duda, lo más intrigante es toparse con la fachada de la universidad. Y digo bien intrigante porque, a quién llega, siempre es menester invitarle a jugar con la fachada plateresca en busca de esa rana escondida de la que se dice que nadie puede marchar de Salamanca sin haberla visto porque en símbolo de buena suerte.
Al primer golpe de vista no suele verse, se necesita focalizar el buen ojo hacía una calavera, pero si aún así no logra verse, siempre hay quien puede ayudar a encontrarla pues suele tener mucha convocatoria este juego y no es extraño ver a varias personas apuntando con el dedo hacia el lugar donde se halla la ranita burlona.
A quien va a Salamanca, siempre le quedan ganas de volverse estudiante, no quizá para volver a soportar las pesadas horas de clase y estudio, pero si seguramente para sentir la efervescencia y vitalidad de una sangre jóven abierta a todo aquello que puede percibirse con los sentidos y con una sensación de libertad que, en Salamanca, se respira por doquier. La mezcla de nacionalidades y de cultura, dota a esta ciudad de un agradable sentido de concordia y hospitalidad además de un lugar de cultura, saber y de buena literatura. Unamuno y Salinas, aqui dejaron su huella. Nuestro es el privilegio de llegar hasta Salamanca, la blanca universitaria, y comprobarlo.
Texto: Pilar Martinez Fernandez ( Marzo 2010)

2 comentarios:

  1. Hola cielo, me alegro que sigas llenando las páginas de este tu blog. Tendré que ir a visitarla y perderme un poco por sus calles. un beso

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  2. Eso intento, sí, llenar estas páginas y al tiempo llenar ese espacio de mi vida que necesita perderse por los caminos para encontrar tantas y tantas cosas que atesora este planeta. De momento por Castilla y León, España...pero ya se íra viendo.
    Besos

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