martes, 13 de abril de 2010

Poza de la Sal, el salero de Castilla


Poza de la sal, un lugar aderezado a la sazón y con cierto regusto en el ambiente que hace esperar la mar salada sin encontrarla. No existe tal mar, la hubo hace muchísimo tiempo, pero quedó seca en sus entrañas, permaneciendo únicamente sedimentada la sal. Tanto se cansó esa sal de estar escondida que, deseando ser de provecho, decidió cuán volcán abrir la tierra y mostrarse útil al hombre. Primero a los celtas, más tarde a los romanos, siendo estos tan hábiles que decidieron aprovechar tan rico recurso natural haciendo buen uso de su sentido práctico e ideando un sistema de desecado de la sal con piletas y eras que aún hoy se conservan y que, al uso, sirvieron prácticamente hasta los años 60.
De esta comarca son los famosos salineros de Poza de la Sal, hombres y mujeres que indistintamente trabajan el oficio de extraer la sal en un laborioso proceso que llevaban a cabo en las salinas y que hoy son declaradas Bien de Interés Cultural y Sitio Histórico por su conservación y el modo de ilustrar uno de los oficios que tuvo sus tiempos gloriosos y ricos para la comarca por la producción de sal y su distribución.
Una curiosidad con respecto a la sal en tiempos de los romanos. Se acostumbraba a pagar a los soldados romanos de dos maneras; una parte con monedas y otra parte con especias. Una de esas especias era la sal, codiciada por lo necesaria que es para nuestra salud, de tal manera que “ sueldo” derivó de “ soldada”, pago en monedas al soldado, y “ salario” del pago en sal o “ salario Argentum” ( oro blanco haciendo referencia a la sal).
Es pues Poza de la Sal, un reducto bellamente enmarcado en la provincia burgalesa dentro de lo que da en llamar la comarca de La Bureba, un roto en la misma tierra que pincela el paisaje con tonalidades rojizas y blancas y a ratos tambien grisácea y verdosa por las roca de ofita.
Poza es salinas, es paisaje, es naturaleza, y si de naturaleza hablamos, es obligado mencionar al gran naturista Felix Rodríguez de la Fuente, un hombre que aprendió a amar a la fauna y al medio natural en su inmensa diversidad en el lugar en el cual nació en 1928 y que moriría en 1980 en Alaska en una avioneta cuando se disponía a grabar uno de sus bellos documentales junto a su equipo.
Hoy son varios los hitos y monumentos que dan cumplido homenaje a este gran educador de la naturaleza para toda una generación de españoles que vimos aquellos programas de El hombre y la Tierra por televisión. Un buitre aleonado en el páramo cerca de La Magdalena, gran almacen de sal, y su efigie en El Castellar además de su busto en la Plaza Nueva, recuerdan por doquier a tan ilustre hijo de Poza de la Sal.
Y si de conocer de primera mano todo lo que en otro tiempo dio vida y riqueza a esta comarca se trata, no debemos desaprovechar la ocasión para llegar hasta el Centro de Interpretación Las Salinas. Abierto al público desde el año 2003 y situado en la que fue la Casa de Administración de las Reales Salinas construido en tiempos de Carlos III, nos pone en situación gracias al guía y sus documentadas explicaciones sobre un modo de vida y un oficio que si bien hoy ya no sigue estando vigente, demuestran la capacidad del hombre a la hora de aprovechar los recursos del entorno en el cual decide vivir. Así, es fácil encontrarse con los utensilios propios de los salineros, sus vestimentas, el laborioso proceso de desecado de las eras de manera manual, las medidas que usaban para pesar la sal y embalarla para su distribución...en definitiva toda una singularidad en torno a lo que fue el modo de vida para muchas generaciones de salineros. Como bien dice la jota de “ La sal”, “ salinerito es mi padre, salinerita mi hermana, y salinero ha de ser el que me carde la lana. Ay con sal, con sal, Ay con sal, salero, ay con sal y sin sal y con sal te quiero...”
Asi pues, si hasta estas salinas llegas, deja que Poza te acoja, deja que sus gentes te expliquen. Deja que La Bureba te sorprenda con , con su color y, cómo no, con su sabor a sal...
Cómo llegar
Desde Burgos, coger dirección Vitoria por la autovía. Antes de llegar al peaje, desviarse dirección Santander para, enseguida, tomar el desvío hacía Poza de la Sal.

Dónde Comer y tapear
En el Hotel Casa Martin y en los bares que hay en el casco Antiguo.

Qué visitar:

El castillo Medieval, el monumento a Felix Rodríguez de La Fuente, El museo de la Radio, La Magdalena, Las reales salinas y el Centro de Interpretación de Las Salinas., y por supuesto, pasear por todo su casco antiguo, comenzando en la Plaza Nueva donde hay un mirador con una panorámica espectacular y siguiendo por las calles estrechas para descubrir su iglesia parroquial, la murallas y todo el conjunto urbano.
Reportaje y texto: Pilar Martínez Fernández ( Abril 2010)

2 comentarios:

  1. Da gusto contigo ,información directa de donde se tiene uno que aposentar para poder disfrutar,asi no hay duda de que si se puede, va uno directo al disfrute. besos

    ResponderEliminar
  2. Fue un viaje donde la aventura fue para mí vibrante,un continuo descubrir que me hizo disfrutar mucho y aprender tambien bastante. Un lugar al que volver porque en mi caso aún le puedo sacar mucho más provecho...

    ResponderEliminar